En los países europeos, el gato negro siempre ha estado marcado por una vieja superstición que se remonta a la Edad Media. Esta superstición se remonta hasta nuestros días, en los que ver un gato negro es para muchos un mal presagio. Pero, desgraciadamente, el gato ha sido la principal víctima de esta superstición, con resultados para él a veces trágico.
Pero el origen de la leyenda que dice que los gatos negros representan al maligno, no es por culpa de los propios gatos. Al principio, el gato era un felino salvaje. En Europa, el gato montés de Eurasia estaba muy difundido. Sus ojos verde dorado le llevaron a ser perseguidos en la Edad Media, al igual que los hombres que tenían ojos verdes o cabellos rojizos, signos (según se pensaba en esa época) de relación con el diablo.

En 1561, un proceso acusaba a las mujeres de transformarse en gatas para seguir realizando aquelarres. Estos procesos acababan siempre con la muerte de las acusadas pero también con la de los pobres animales, que eran juzgados como personas.
En Europa, es sobre el S.XVIII que las mentalidades comienzan a evolucionar, aunque lentamente. Esta evolución se debió, sin lugar a dudas, a la importación de Oriente de gatos Angora y gatos Persas. En 1765, se funda la primera escuela veterinaria, una revolución enorme ya que la idea de cuidar a un animal es completamente nueva. El estudio del mundo animal señala el fin de varios siglos de oscurantismo en el que los gatos negros fueron despreciados.
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